Alegrías. Eso era lo único que ha sido capaz de transmitir este festival. Ni un nombre fuera de lugar, ni una actuación de relleno y con cada actuación seleccionada a dedo perfectamente calculada por uno de los mejores equipos de bookers que hemos visto este verano, y sin retrasos ni bajas significativas, que ya es decir (Salvo la de Adam Beyer).
Cuando en el primer avance de cartel podemos leer nombres como Faithless, Maceo Plex, Basement Jaxx, Green Velvet, un stage de Anjunabeats, Paul Oakenfold, y actuaciones tan exclusivas como la de Armin van Buuren bajo su pseudónimo Gaia, la de Dubfire presentando Hybrid o la de Claptone presentando su ‘Inmortal Live‘, el cartel ya supera a la mayoría de festivales del mundo y uno se espera que el resto de nombres sean artistas de relleno, residentes locales o DJs jóvenes y con talento a los que se les ha concedido la oportunidad. Pero no. Las siguientes confirmaciones sólo pudieron ser equiparables e incluso mejores a las anteriores. Loco Dice, Carl Cox, Adam Beyer, Kolsch, Aly & Fila, Infected Mushroom, Luciano, Dixon, Mano le Tough, Maya Jane Coles, Oliver Dollar, Sven Vath, Pete Tong, Gorgon City, Deetron… Las figuras con más nombre y/o más calidad de la escena underground, pero también nombres carismáticos y talentosos de la escena más comercial como Skrillex, Eric Prydz, Martin Garrix u Oliver Heldens. E incluso un escenario de drum and bass abanderado bajo el nombre del sello RAM, propiedad de Andy C, quien además tuvo otras dos actuaciones en el mainstage. Todo un ídolo en Inglaterra el bueno de Andy.
Con todos estos ingredientes, podemos valorar dicho festival como uno de los mejores del mundo, por no decir el mejor, atendiendo al criterio de equilibrio (perfecto equilibrio) entre variedad de estilos y exclusividad. Estilos puros; trance, techno, house, drum and bass, progressive, dubstep… Y con sus mayores exponentes y sus actuaciones más exclusivas, sin llegar a estar salpicado por la figura del ‘sota, caballo, rey’ por la que han sido salpicados muchos festivales cada verano: Mismos DJs, mismas agencias de management y mismas actuaciones.
Pero allí estuvimos nosotros. Más dispuestos a aprender y disfrutar de la organización y cuidado de un festival de semejante calibre que de desmadrar y de vivir la fiesta (aunque algunas actuaciones nos hicieron bailar cómo si llevásemos seis pastillas de éxtasis en vena. Ya sabéis el dicho; quien tiene magia, no necesita trucos). Allá vamos.
Tras aterrizar en Londres el día anterior y dar un paseo por el centro de la ciudad, nos despertamos preocupados por las nubes que habían cubierto por completo la capital británica. Finalmente para nuestro agrado, no fueron más que cuatro gotas de agua y una jornada entera nublada que finalmente agradecimos, puesto que no sufrimos el sol de agosto en nuestras nucas (ya que el festival tenía horario diurno, de 12 del mediodía a 10 y media de la noche los dos días).
Una vez dentro del recinto desplegado en el parque de Claphan Common, al sur de la ciudad pero no a más de 20 minutos del centro, nos dispusimos a investigar el terreno, ‘peinando la zona’ para situar cada carpa y hacer un planning de horarios en nuestros teléfonos móviles (los horarios aparecían en las propias carpas en carteles gigantes, o se podían comprar en la entrada encuadernados y plastificados por seis libras. Otro concepto de festival totalmente).
Una vez localizada cada carpa y fijando un planning de horarios, nos fuimos directos a la carpa de trance, donde nos esperaba con los brazos abiertos Ben Gold, que fue llenando la carpa hasta la llegada de MaRLo, quien nos sorprendió con una actuación de lujo, mezclando trance, psy trance y sus mejores temas subidos de tempo. Una sesión para enmarcar y que nos dejó con muy buen sabor de boca.
Decidimos darnos un respiro e ir al mainstage donde se encontraban Pleasurekraft y Tube & Berger, y nos decidimos sumar a la costumbre británica de sentarse en el césped (el mainstage era el único escenario al aire libre) en las sesiones de apertura, más tranquilas, mientras almorzaban y disfrutaban de una cerveza.
Tras alternar entre el mainstage con Luciano (horario bastante apropiado, su house pachanguero y tribal entra mejor a primera hora que en el horario cerrado de la noche entre dos sesiones de techno a nuestro criterio) y en la carpa de Fatboy Slim donde estaban Patrick Topping y Green Velvet actuando en conjunto, volvimos a la carpa de trance para disfrutar de la primera actuación conjunta de Lange y Andy Moor presentando ‘Stadium 4’. Una delicia. Después entraría en juego Anjunabeats con las actuaciones consecutivas de ilan Bluestone y de Andrew Bayer, manifestando el sonido actual de Anjuna por todo lo alto, y abriendo con Salva Mea (Above & Beyond remix) continuado por Do Androids Dream (Part 2). Todo ello hacía presagiar la llegada del dueño y señor del trance en Reino Unido, Paul Oakenfold, quien al igual que Armin van Buuren, pudo recrearse con sus canciones de corte más festivalero a ritmo de big room para comenzar su sesión, pero camino que dejó de seguir rápidamente para brindarnos delicias del trance como Café del Mar, Madagascar o su remix a Beautiful Day de U2. Cierre por todo lo alto de Oakenfold, profeta en su tierra, perfectamente hilado con dos artistas que saben lo que es trabajar para ‘Oaky’, afines a su sello y que también saben lo que es estar en lo alto. Hablamos de Infected Mushroom y su versión del psy trance y goa con toques de electro house y dubstep.
Tanta concentración de trance no nos impidió empaparnos de más estilos y artistas en diferentes escenarios, como Fritz Kalkbrenner, Pete Tong b2b Gorgon City, Kölsch, Nic Fanciulli, Sven Vath o Solomun b2b Âme entre otros. Pero teníamos una cita importante. Tras el cierre de Andrew Rayel con el trance más comercial, pudimos deleitarnos de Aly & Fila. Fadi estuvo a la altura, alternando sus canciones de uplifting trance propias cmo ‘A New Age‘ o ‘Es Vedra‘ con canciones de psy trance o acid trance como ‘Shut Up‘ de SkyPatrol y colando alguna que otra vocal como el ‘Out Of My Control‘ de Sneijder y Christina Novelli. Público entregado cien por cien al DJ egipcio que incluso tuvo un detalle con nosotros mientras estuvimos charlando con él, puesto que recordaba nuestra web y recordaba la visita que hizo a Madrid en mayo del presente año. Soberbio como siempre.
Tras acabar la sesión de Aly & Fila y maravillarnos con la puesta en escena y la oscuridad de la sesión de Dubfire [Live:Hybrid], pasamos a la gran cita de la noche, una sesión que cualquier amante de la música electrónica ansiaría vivir (y que un servidor no contaba con vivir a estas alturas). Pero sí, ahí nos disponíamos a ver a Faithless al mainstage.
Nos encontramos con un público totalmente entregado, un público que había mamado a Faithless desde pequeñitos y jóvenes, un público que aunque fuesen personas de más de 50 años, fue joven durante aquella noche.
Al grito de ‘What’s Up South London?‘, Maxi Jazz abría de manera espectacular la actuación con ‘God Is A DJ‘, continuada por su canción estelar ‘Insomnia‘ (nos tuvimos incluso que ir algo más atrás debido a la increíble masa de público concentrada). Canciones como Salva Mea o We Come One no faltaron. Todo un lujo para los cinco sentidos.
Con una sonrisa de oreja a oreja, poníamos fin al primer día de festival, aún sin creernos el tributo a la música que acabábamos de presenciar por parte de todos y cada uno de los artistas que habíamos vivido.
Afrontábamos el segundo día totalmente descansados y con las pilas bien cargadas (cosa que nos iba a hacer falta), puesto que South West Four nos recibía con John Digweed, Joseph Capriati, Oliver Dollar y Apollonia antes de comer.
Tras dicha pausa, nos estancamos en el escenario ‘Maya Jane Coles & Friends‘ para ver seguidas y sin pausa las sesiones de John Fidgerald, Deetron (en formato live) y Dixon, número uno del mundo según el ranking de la prestigiosa Resident Advisor, que tras 20 minutos de back 2 back, le cedió el testigo a su compañero Mano le Tough. Puro sentimiento, buen hacer y buena música. Sin hacernos desgastar mucho las suelas, pero con una sonrisa constante en la boca, una de las mejores experiencias del festival el haber estado en esa carpa.
Llegábamos a media tarde y nos mudábamos de escenario para volver a la carpa del techno más contundente y festivalero donde nos esperaba Loco Dice, quien nos hizo bailar de un modo descomunal, rompiendo constantemente con la esencia y el ritmo que traíamos por parte de Dixon o Deetron.
Pasada una hora era el momento que más estuvimos esperando de todo el festival y el principal reclamo del mismo, Gaia.
Nos adentrábamos en el mainstage con los últimos coletazos del set de Andy C para poder coger un buen sitio y no perder ni un solo detalle de la actuación de Armin van Buuren y Benno de Goeij.
¿El resultado? Soberbio. Una auténtica experiencia para los sentidos, una fusión del trance más íntimo y minimalista con el techno más contundente subido de tempo. Una experiencia que ya os contamos aquí más detalladamente y con vídeo.
Maravillados tras la potencia de Gaia, nos fuimos a bailar sin descanso con el derroche de carisma, desparpajo y buen hacer de una unión que ya es un clásico de los mejores festivales del mundo, el b2b de Carl Cox y Loco Dice. Con megatrón incluído, terminaron de poner patas arriba una carpa abarrotada, convertida en una auténtica fiesta.
Tras el cierre de todas las carpas, nos fuimos al mainstage a presenciar el cierre de Skrillex, que tenía al público completamente entregado con su mezcla de estilos entre el trap, el dubstep, el moombahton, el brostep y algún estilo aislado completamente arriesgado (todos conocemos la locura y la técnica que tiene el americano a la hora de mezclar e improvisar con estilos).
Con fuegos artificiales inclusive, Claphan Common presenció como uno de los mejores festivales del verano, por no decir el mejor, clausuraba una edición más, dando una noble lección de organización (puestos abundantes y fluidos de comida, agua y urinarios) y de cómo traer un cartel que satisfaga absolutamente todos los gustos. De lo bueno lo mejor, y de lo mejor lo superior.
Aquí os dejamos un vídeo donde grabamos una pequeña perte de cada artista que vimos (sí, nuestra obligación era bailar, pero había momentos que había que dejar inmortalizados) y os animamos a vivir la experiencia de un festival en el extranjero. Cien por cien recomendable.