El pasado domingo 15 de septiembre, Amnesia Ibiza volvió a ser el escenario de uno de los eventos más emblemáticos de la isla, Pyramid, un nombre que resuena en la escena techno y house mundial. No es solo otra fiesta, es una celebración de los sonidos más profundos y vanguardistas que encuentran en Ibiza su hábitat natural. El techno y el house en la isla no son solo géneros musicales, son un estado de ánimo, una conexión espiritual que, desde los años 80, ha unido a clubbers de todo el mundo bajo el mismo techo, creando un sentido de comunidad y libertad difícil de replicar en otro lugar.
El line-up del domingo reflejó a la perfección esa mística especial que Ibiza sabe crear. La Terraza de Amnesia, con su atmósfera abierta y cargada de energía, fue el escenario ideal para una jornada marcada por el minimalismo elegante y la improvisación.
La noche arrancó con Craig Richards, una leyenda del underground que sabe cómo manejar los tempos, construyendo poco a poco un ambiente envolvente, casi meditativo. Craig preparó el terreno para lo que sería un viaje sonoro de horas, guiado por texturas suaves y un groove contenido que mantuvo a la audiencia en un estado flotante, como esperando algo más grande que estaba por venir.
Y ese momento llegó con Ricardo Villalobos, un artista que personifica el espíritu libre de Ibiza y su amor por la experimentación. Villalobos no es solo un DJ; es un maestro de la desconstrucción del sonido, y su sesión en la Terraza fue un claro ejemplo de por qué es uno de los nombres más respetados en la escena mundial. Desde el primer beat, su mezcla fue una montaña rusa de sensaciones: minimalismos casi imperceptibles que se convertían en ritmos frenéticos, pausas que parecían eternas antes de explotar en crescendos inesperados. La pista de baile era un mar de cuerpos moviéndose al unísono, casi hipnotizados por la cadencia impredecible de Villalobos, que jugaba con los límites del techno y el house como solo él sabe hacerlo. En algunos momentos, el sonido parecía desvanecerse, solo para regresar con una fuerza incontrolable, llevando a los asistentes a una catarsis colectiva.
Pero la Main Room de Amnesia era un mundo aparte. Si la Terraza fue el espacio para la introspección y la sorpresa, la Main Room era un torbellino de energía pura, alimentada por el techno más crudo y directo. Elli Acula y Sama’ Abdulhadi calentaron la sala con sets llenos de contundencia y ritmo, pero el punto culminante de la noche llegó con Sara Landry. Lo de Landry fue simplemente arrollador. Con una producción caracterizada por su precisión quirúrgica y su habilidad para manipular frecuencias, su set fue una verdadera avalancha de techno industrial, sin concesiones ni respiros. La intensidad de sus bajos y los ritmos incesantes hicieron vibrar la sala en todos los sentidos, empujando a la audiencia a un frenesí total. Cada track parecía más potente que el anterior, y el poder de los drops se sentía físicamente, como una descarga eléctrica que recorría el cuerpo.
Sara Landry ha logrado posicionarse en el epicentro del techno global, y su actuación en Pyramid fue testimonio de su talento para controlar y transformar el ambiente de una sala. Mientras Villalobos jugaba con la mente y los sentidos en la Terraza, Landry atacaba de frente, con un set que fue como un tren a toda velocidad, directo a la psique de cada persona en la pista. Sus transiciones eran fluidas pero implacables, y los elementos industriales y oscuros de su sonido convertían la Main Room en una especie de fábrica de techno, donde no había tregua, solo entrega total al baile.
La magia de Ibiza radica precisamente en esa dualidad: es un lugar donde lo experimental y lo visceral coexisten, donde el techno más profundo puede encontrarse con el house más ligero y donde, de alguna manera, ambos estilos convergen en una experiencia colectiva que trasciende la pista de baile. Pyramid, una vez más, capturó esa esencia. Desde la luz del atardecer en la Terraza hasta el misticismo oscuro de la Main Room, el evento fue una demostración de por qué Ibiza sigue siendo el epicentro del techno y house mundial.
Para los miles de ravers presentes, la noche fue una experiencia inolvidable, una vez más recordándonos que Ibiza no es solo una isla, es un estado mental. Y en eventos como este, esa conexión espiritual con la música alcanza su punto más alto, haciendo de Pyramid en Amnesia un ritual anual al que siempre querrás regresar.