No es ninguna noticia a día de hoy el inmenso poder que tiene el holandés Armin van Buuren a la hora de generar dinero entre las más de veintisiete sublabels que componen Armada, producciones propias, giras, festivales, publicidad e incluso visitas en YouTube y Spotify.
Sabemos que cuesta mantenerse ahí arriba sin necesidad de renunciar al pasado pero también actualizando el estilo que te ha acompañado toda la vida con los tiempos actuales. Es difícil pero vemos que el holandés lo ha vuelto a hacer, con tres nuevos temas incluidos en su recopilatorio anual ‘A State Of Trance‘, los cuales son muy diferentes pero con un denominador común, la creatividad y la visión para el público.
This Is A Test
Seguramente, la canción más extraña que le hayamos podido ver a Armin jamás. Centrada cien por cien en el público e inaugurada en su gira ‘Armin Only Embrace‘, el holandés decide jugar con el público y hacerles ver un grave error en el directo. Tras ese error, comienza a hacer pruebas de sonido; potencia, bajos, agudos, lado izquierdo, lado derecho… Todo ello acompañado por su inseparable voz, Jack, que entre todos esos elementos van formando un build up que culmina en un enérgico drop de electro con tintes de electro trance en el bassline, marca de la casa de Armin.
‘This Is A Test‘ se convierte así, en un track que juega con los espectadores, creando esa sensación de incertidumbre y metiendo al público de lleno en lo que realiza el disc jockey tras los platos y es innegable reconocer, que pese a que el tema no brinda una calidad musical espectacular, tal y como ya vimos con ‘Ping Pong‘, es un track ajustado a cierto público que demanda esas características de Armin, público carne de mainstage de festival playero de verano.
Original cuanto menos.
The Train
En esta canción se cambia completamente el guion de todo lo establecido hasta la fecha, volviendo a incluir dos elementos poco comunes dentro de una canción pero que hacen que funcione de maravilla de cara al espectador.
El primer elemento, como bien obvio reza el título, se trata del sonido de la locomotora de un tren, rompiendo en seco y entrando en la canción de manera casi inesperada. A dicha onomatopeya se le va añadiendo el segundo elemento que juega con el espectador, un downtempo que irá cogiendo velocidad progresivamente -a medida que el tren arranca, imaginamos- y se va fusionando con la melodía que va dando forma al break, y que todo ello junto irá cogiendo velocidad hasta que culmina en un drop de electro trance, con más groovy trancero que la anterior canción, pero que no deja de ser una canción también carne de escenario principal de festival playero.
Lo dicho, que Armin no se conforma con un drop de big room para sorprender al público más ‘simple’, busca dar un paso más allá.
Saint Vitus
¿Hay algo que funcione más a día de hoy que los seudónimos y que la vuelta al sonido ‘old school’? La respuesta es simple; no.
Si a todo ello le juntamos que ‘Gaia‘ es el alias que más éxito le ha brindado a Armin, y que simplemente tenía que crear una canción más trancera que las últimas bajo ese mismo apodo y con toques ácidos old school como impera la moda actual, el resultado no podría ser otro que el de éxito ante todos los públicos.
Alejado del sonido Gaia actual, el cual pasaba por una fuerte decadencia o crisis de identidad -llámelo usted como crea conveniente-, ‘Saint Vitus‘ se centra en la esencia más pura del trance antiguo, que jugaba con los espectadores a ritmo de bombo, caja y sonidos ácidos y recordándonos vagamente el bassline de ‘Status Excessu D‘, aunque sin duda, lo que más echamos de menos es esa esencia de misticismo y religiosidad que acompaña a todas las canciones del dúo holandés formado por Armin y su mano derecha en el estudio, Benno de Goeij. Ello no exime a Saint Vitus de ser una de las mejores canciones que hayamos visto bajo dicho alias, trayendo de vuelta su vieja esencia a la escena de hoy en día.